1/06/2021

Todos necesitamos rueditas.



La historia está llena de virtuosos desconocidos y desconocidas que nos hicieron la vida más fácil, todos los artículos que usamos a diario alguien en algún momento los inventó (papel higiénico, el lápiz, la tapadura, el matamoscas, los lentes, el pañal, etc.), unos poco reciben reconocimiento, otros liberan reales mitos urbanos que llegan a leyendas (el que le puso gas a la cerveza, el que inventó el domingo, el que ordeño la primera vaca, quién inventó la empanada o la arepa. etc.) Y así la historia está llena de anécdotas desde el Eureka de Arquímedes al origen de Kangurú,  o el del viagra) 

Hoy le doy un reconocimiento al héroe anónimo o anónima que le puso rueditas a las bicicletas, ¡pero qué visionario! Fue un real descendiente de Vygotsky,  En el plan e implementación de las rueditas en la primera bicicleta, se condensa lo mejor de la psicología infantil, una síntesis de las zonas de desarrollo de Lev. La vida viene con caídas, es una verdad ineludible, sin embargo nadie dijo que había que pasar cayéndose. En el desarrollo de nuestros hijos e hijas vemos cómo van dando saltos evolutivos y lo que no pudieron el jueves el sábado ya lo logran, y lo que no podían a las 13:00 a las 17:00 ya lo logran, algunos son rápidos, otros paulatinos, otros más escalonados y en otros hay que dar un gran salto de una etapa a la siguiente, y nos siempre es libre de dolor, la bicicleta es una de ellas. 

Antes de las rueditas fueron miles los padres y madres, quienes vieron caer a sus hijos una y otra vez, sospecho que entre estos hombres y mujeres que veían caer a su hijos surgió esa mente sensible que permitió una práctica a menor riesgo, sin disminuir la cualidad de la meta deseada. Tanto con o sin rueditas los niños terminan aprendiendo a andar en bicicleta, lo que varía es el dolor que conlleva la adquisición de la habilidad. Ser un base segura es también ofrecerle a tus hijos una experiencia de exploración y aprendizaje acorde a su nivel de desarrollo, ni muy simple que se aburra ni muy difícil que no pueda y solo se frustre. 

La parentalidad segura suele estar buscando el nivel adecuado de dificultad en cada tarea y cuando el escalón es muy amplio, una meta de la parentalidad sensible será crear las“rueditas”que le permitan al niño a niña poder practicar de manera segura hasta alcanzar la habilidad o destreza. La vida de la crianza está llena de ejemplos, las alitas que usan como flotadores niños y niñas en las piscinas, versus el adulto que lanza a su hijo o hija al agua para que aprenda y termina la situación en caos y pánico (The Glass Castle) Cada situación, cada nuevo desafío puede adaptarse a la metáfora. En padres sensible, encontrar la rueditas puede transformarse en una llave maestra de acompañamientos seguro. 

Pero la metáfora es generosa y nos regala más vetas, hay un momento en que todo niño o niña se siente preparada para sacarle las rueditas a su bicicleta y alzar el vuelo con alas propias, y se encuentra con su genuina experiencia inmediata de satisfacción y orgullo. Son esas pequeñas graduaciones pragmáticas de la vida cotidiana que alimentan el alma y la autoestima, y ya no necesitamos premios, felicitaciones, ni significación externa de logros personales, aprendemos a sacar nuestras rueditas por y para nosotros mismos.  Todos necesitamos rueditas, todos necesitamos una base segura. y todos necesitamos explorar para encontrar nuestro lugar en el mundo. 

@pallamares