10/29/2006

Como los niños cuentan.

Dentro de los artículos que se presentaron en el "simposium de abuso
sexual y maltrato infantil", que dictó la Ps. Marianela Soto, en la universidad
Santo Tomas, a principios de octubre, rescatamos de la red este artículo llamado "Como los niños cuentan. El proceso de revelación en el abusos sexual infantil" escrito por Teena Sorensen y Barbara Snow. Traducido por Ps Eugenio Araya Olivares, 22 de Diciembre de 2004



COMO LOS NIÑOS CUENTAN:
EL PROCESO DE REVELACIÓN EN EL ABUSO SEXUAL INFANTIL
por Teena Sorensen y Barbara Snow

En un análisis de la revelación por parte de un gran número de niños de entre 3 a 17 años de edad, que se sospechaba habian sido abusados sexualmente, la gran mayoría negó al principio el abuso. Sin embargo, eventualmente fueron confirmados como victimas creibles. Las autoras describen la revelación como un proceso de fases con características definibles. La revelacion raramente es la entidad única que las investigaciones típicamente consideran. Si se considera la revelacion como un proceso, se establece el escenario para asegurar injusticias y daño para los niños.

Los casos informados de abuso sexual infantil han alcanzado proporciones epidémicas con un aumento de 322% en toda la nación desde 1980 (Centro Nacional de abuso y negligencia infantil 1988). El aumento ha provocado tanto conciencia como controversia nacional. Un movimiento en contra ha cuestionado la credibilidad de estos informes, con quejas de falsas denuncias y lavado de cerebro (Crewdson 1988; Heehler 1988).
Las agencias de proteccioninfantil de toda la nación han intentado satisfacer las demandas de servicios para estos niños. Han desarrollado métodos y protocolos que adhieran a los rigores de los procesos legales de descubrimiento de la verdad. Una parte crítica del desarrollo de tales líneas de guía sería una comprensión de cómo y bajo qué circunstancias los niños revelan el abuso sexual. Los clínicos pioneros frecuentemente han afirmado que la comprensión del proceso de revelación es un elemento importante en la evaluación del problema (Dugan y MacFarlane 1988; Sgroi y col 1982; Summit 1983).
Ciertas características han sido consideradas partes del fenómeno de revelación. La negación ha sido identificada como una respuesta frecuente cuando el niño está sintiéndose demasiado amenazado, atemorizado o inseguro para reconocer el abuso (Courtois 1988: Dziech y Schudson 1989; Lister 1982; MacFarlane y Krebs 1986). Al otro extremo, uno encuentra frecuentes referencias a la retractación que ocurre en niños que son presionados por la familia, por el ofensor o por los procedimientos de tribunales(Faller 1988; Lloyd 1982; Sahd 1980). Sin embargo, son escasos los hallazgos objetivos de investigación para confirmar estas observaciones clínicas.
La literatura habla de dos tipos de revelación (Sgroi 1982): la Revelación Accidental, revelada casualmente más que como un esfuerzo deliberado por parte de la víctima; y la Revelación con Propósito, referida a cuando un niño conscientemente decide contarlo a una persona ajena. Sgroi ha sugerido que la revelación accidental comprende la mayoría de las revelaciones. Sin embargo, Sauzier (1989) en una muestra de l56 niños sexualmente abusados, encontró una mayoría (55%) en que los informes fueron con propósito.
El quiebre de las barreras defensivas en el proceso de revelación ha sido descrito como el sindrome de “no - puede ser - a veces - sí” (MacFarlane y Krebs 1986). Sin embargo, Casi no hay datos en la literatura que confirmen este patrón de revelación o algún otro. Ya que la capacidad para desarrollar líneas guía y protocolos efectivos debe descansar en algún grado de comprensión de este fenómeno, es crítico que más datos descriptivos se hagan disponibles.
Este estudio examina el proceso en una muestra de niños sexualmente abusados. Se hipotetizó que estos niños podrían exhibir una progresión de la revelación desde la negación, pasando por una etapa tentativa, hasta la revelación activa. También se hipotetizó que algunos de estos niños podrían retractarse, pero que la mayoría podria más tarde reafirmarlo. Las autoras estaban también interesadas en precisar el tipo de revelación, ya sea con propósito o accidental, y los factores motivacionales que instigan la revelación.
METODOLOGÍA
Procedimiento
Seiscientos treinta casos de abuso sexual denunciados, en los cuales las autoras se habían involucrado como terapeutas y o evaluadoras a partir de l985 hasta la mitad de l988, fueron analizados retrospectivamente. Ochenta por ciento fueron vistos por un gran centro de tratamiento de abuso sexual no lucrativo, con la mayoría referido por la policía y los servicios de protección. Treinta por ciento fueron vistos subsiguientemente en la práctica privada de las autoras: esta población fue referida en forma privada. Los niños vivían en cuatro condados adyacentes en Utah central y del norte.
Los análisis cualitativos de las notas clínicas, conversaciones, cintas de audio y de video, y los informes revelaron elementos comunes en las revelaciones de los 630 casos. De estos datos el proceso de revelación con propósito fue identificado y las variables analizadas retrospectivamente en un subconjunto de 116 casos confirmados de abuso sexual infantil. El proceso de revelación fue identificado como conteniendo cuatro variables progresivas. La negación fue definida como la declaracion inicial de un niño ante una persona de que el o ella no ha sido sexualmente abusado. La revelación es identificada como comprendiendo dos fases, tentativa y activa; la revelación tentativa se refiere al reconocimiento parcial, vago o vacilante de actividad sexualmente abusiva; la revelación activa indica el reconocimiento personal del niño de haber experienciado una actividad específica sexualmente abusiva. La retractación se refiere a la negacion de un niño de una alegación previa de abuso que fue formalmente hecha y mantenida a través de un período de tiempo. La reafirmación es definida como la reafirmación de un niño de la validez de una alegación previa de abuso sexual que ha sido retractada.

Sujetos
La mayoría do estos 116 niños fueron vistos por las autores en una gran clínica de tratamiento ambulatorio para abuso sexual; el resto fue visto en un ambiente de práctica privada. Ellos fueron referidos por los servicios de protección, los servicios de cumplimiento con la ley, otro personal y agencias en salud mental, y referimientos privados. Los 116 casos fueron confirmados en uno o más de los siguientes aspectos:
1. Una confesión legal en un tribunal criminal o juvenil por el ofensor (80% de los casos).
2. Una demostración de culpabilidad en la corte criminal para una o más de las ofensas denunciadas (14% de los casos).
3. Evidencia médica altamente consistente con abuso sexual (6% de los casos).
De la muestra de 116 niños, un niño había sido abusado por dos ofensores diferentes en dos incidentes no relacionados, haciendo un número total de 117 revelaciones.

Distribución de la muestra
La figura 1 muestra a los sujetos ordenados en edad desde los 3 a 17 años. Veinte por ciento cayó en el rango de tres a cinco años; 40% en el de seis a nueve años; l3% en el rango de diez a 12 años, y 27% en el rango de los 13 a los 17 años. Sesenta y dos casos eran mujeres y 38% eran varones. Noventa y cinco por ciento eran caucasianos con 5% combinados de todas las minorías, lo cual refleja la población minoritaria del área geográfica. Siete por ciento provenía de un trasfondo socioeconómico superior o medio-superior, 73% del grupo medio y 20% del grupo socioeconómico inferior.


FIGURA 1
Rango de Edad de las Víctimas

La mayoría de los ofensores eran hombres (96%). La Figura 2 establece la edad y el sexo de los perpetradores; 29 niños fueron víctimas de adolescentes varones; cuatro eran víctimas de adolescente mujeres con un aparentemente alto funcionamiento quienes abusaron mientras eran cuidadoras de niños; 77 fueron víctimas de adultos hombres y uno fue abusado por una mujer adulta en acuerdo con su esposo. Cinco niños fueron molestados por hombres sobre los 60 años; ningún niño fue abusado por alguna mujer mayor.
En cuanto a las relaciones de los ofensores con las víctimas, 58% de las víctimas fueron abusados por miembros de su familia inmediata. El porcentaje se elevó a 74% cuando fueron incluidos miembros de la familia extensa. Es significativo notar que 97% de la muestra fueron abusados por un miembro de la familia o persona en una posición de confianza y supervisión del niño. Ninguno de los niños fue abusado por extraños.
Las actividades sexuales variaban desde formas de penetración y fellatio, a acariciamientos. Para 10% de los niños, la actividad fue una única ocurrencia, 88% fueron involucrados en múltiples incidentes que variaban desde varios meses a siete años; dos por ciento de las actividades eran desconocidas.













FIGURA 2
Edad y Sexo del Perpetrador

Tipos De Revelaciones
La Tabla 1 examina la revelación accidental versus la con propósito y revela que la accidental (74%) fue claramente el tipo más común.
La revelación por grupos de edad reveló que los niños en edad escolar no mostraron una real propensión a revelar ya sea en la manera con propósito o en la accidental. Pero comparando la edad preescolar de tres a cinco y la adolescente de 13 a 17, usando el Test exacto de Fisher, reveló una correlación estadística significativa (p = 0.009). Con mayor probabilidad los niños preescolares revelaban accidentalmente, y los adolescentes eran más tendientes a revelar con propósito.

TABLA 1 Tipos de Revelación

3-5 años
6-9 años EDAD
10-12 años
13-17 años
N
%
Accidental 21
(17.2E) 37
(37.4E) 12
(11.2E) 16
(20.2E) 86 74
A propósito 2
(5.8E) 17
(12.6E) 3
(3.8E) 12
(6.8E) 29 25
No revela 1 1 2 1
117 100
E = Esperado

La historia del niño y la familia fue examinada para determinar lo más precisamente posible el factor motivacional primario que causó que el niño empezara el proceso de revelación. La Tabla 2 muestra todos los factores motivacionales relevantes en los niños que develaron accidentalmente. Aún cuando la caida de los datos por edad muestra algunas tendencias interesantes, el tamaño de las subcategorías es demasiado pequeño para sacar algunas correlaciones estadísticas.

TABLA 2 Impulso para la Revelación Accidental
EDAD
Exposición al perpetrador 3 6 6 9 24 28
Conducta sexual 3 7 1 - 11 14
Juicio inapropiado 9 7 - - 16 19
Signo conductual 3 5 - - 8 9
Confidencia compartida - 4 1 3 8 9
ID como una víctima 3 4 1 - 8 9
Confesión - 4 2 1 7 8
Signo físico - - - 2 2 2
Observación - - 1 1 2 2
Total 21 37 12 16 86 100

Exposición al perpetrador, significa que se sabía que el niño había pasado tiempo con un ofensor denunciado o convicto, siendo visto como el más frecuente impulso para la revelación en todos los grupos de edad (28% de la población).
Conducta sexualizada que era inapropiada o excesiva para la edad, era vista comúnmente en los años pre-escolares o en la escuela temprana y era el impulso en 14% de la muestra. Juicio inapropiado, tales como “chúpame mi pipi-, mamy”, nuevamente era alto para los grupos de edades más jóvenes, lo cual constituía 19% de la muestra total. Una confidencia fue a menudo compartida por niñas con sus amigos/as, quienes no guardaron el secreto: esto fue visto con niños de edad escolar en adelante, y consituyó un 9% de la muestra.
El impulso a la revelación a propósito, como es visto en la Tabla 3, incluía la conciencia educacional en 24% de la muestra total, e implicaba programas en el colegio desde prevención al toqueteo hasta grupos de habilidades sociales o para niños de padres divorciados. Los niños de temprana edad escolar era el grupo más influenciado. Por ej., a revelación de un niño fue instigada por una discusión de auto-afirmación con su madre.

TABLA 3 Impulso para la Revelación a Propósito

Consciencia de educación
3-5
6-9 EDAD
10-12
13-17
N
Consciencia da educación - 6 1 - 7 24
Influencia de pares - 1 - 2 3 10
Proximidad al perpetrador 1 - 1 1 3 10
Revelación en el tiempo 1 2 1 2 6 22
Rabia - - - 7 7 24
Interés por otro - 1 - - 1 3
Desconocido - 2 - - 2 7
Total 2 12 3 12 29 100

La influencia de pares, 10% de la muestra, y predominantemente entre los quinceañeros, varió desde seguir el ejemplo de otro quien reveló, así como animando y apoyando a una víctima a través del proceso de informar.
Proximidad al perpetrador, 10% incluía la partida del ofensor, lo cual parecía permitir que el niño se sintiera suficientemente seguro para revelar, o delinear algún plan ante una visita amenazadora del ofensor, lo cual aumentaba la ansiedad del niño hasta el punto de la revelación. Revelación oportuna en el tiempo, 22%, parecían ser situaciones en donde aparentemente todo cae en su lugar. Por ejemplo un niño que estaba siendo bañado se recordaba del toqueteo sexual que había ocurrido primitivamente: su madre manejó la situación calmadamente y con apoyo, y el niño le contó acerca de esta vejación. La rabia era un impulso significativo para la revelación a propósito, exclusivamente en el grupo de edad adolescente (24%).
El Proceso de Revelación
La Figura 3 ilustra los elementos progresivos del proceso de revelación. Casi los tres cuartos de todos los niños examinados negaban haber sido sexualmente abusados. Las negaciones fueron más comúnmente hechos (a) cuando los niños fueron inicialmente preguntados por un padre preocupado o una figura de autoridad; y (b) cuando fueron identificados como víctimas potenciales e inicialmente preguntados en un proceso investigativo formalizado. Sólo 7% de los niños quienes negaban luego se movieron directamente hacia una revelación activa. La revelación tentativa así llegó a ser la etapa media común para la mayoría (78%) de estos niños.
FIGURA 3
Proceso de Revelación
Negación Tentativa Activa Retractación Reafirmación
72% 78% 96% 22% 93%

Los rasgos prominentes identificados en la fase de revelación tentativa presentó particular interés para las autoras debido a que los niños frecuentemente aparecieron confusos, imprecisos, e inciertos, a menudo vacilantes a partir del reconocimiento de la negación.
La figura 4 muestra que aproximadamente solo uno de cada diez niños (11%) muestreados fueron capaces de proporcionar una revelación del abuso sexual sin negación y sin demostrar rasgos tentativos.
La revelación activa fue eventualmente hecha por 96% de los niños que estaban siendo abusados en realidad. Una gran mayoría (70%) dio más información en el tiempo acerca de actividades sexualmente abusivas. La revelación “activa” significa que ellos estaban siendo capaces de dar un relato detallado, coherente y en primera persona, sobre el abuso.








FIGURA 4
Revelación Activa


En aproximadamente 22% de, los casos, los niños se retractaron en sus alegaciones. En varias instancias, ellos negaron responsabilidad por sus revelaciones primeras, diciendo que alguien más (padres, terapeuta) les había hecho decir esas cosas. Las razones para la retractación se muestran en la figura 5.
El marco de tiempo implicado en la progresión hacia la revelación activa varió y fue único para cada caso. Algunos niños se movieron desde la negación hacia lo tentativo y lo activo en una sola sesión: a otros les tomó varios meses llegar a una fase activa.

FIGURA 5
Razones para la retractación
1. Presión del ofensor
2. Presión de la familia
3. Consecuencias personales negativas
4. Videograbación
5. Volver a contar a los padres
6. Procedimientos judiciales
7. Policía investigatoria o Servicios de Protección Infantil

DISCUSIÓN
Dados los resultados de esta investigación, la revelación del abuso sexual infantil es mejor descrita como un proceso, no como un evento. La presunción común que la mayoría de los niños abusados son capaces de una revelación activa inmediata, proporcionando un relato coherente y detallado en una entrevista investigativa inicial no es apoyada por estos resultados Los resultados muestran que sólo l1% de los sujetos tuvieron una revelación activa al momento de la entrevista inicial.
Esto ocasiona preocupación debido a que virtualmente todos los protocolos investigativos están diseñados para responder sólo a aquellos niños con revelación activa. Los temas de sugestibilidad infantil, contaminación, y alegaciones falsas han restringido crecientemente la cantidad de apoyo que los sistemas investigativos clínicos y protectivos han puesto a disposición para asistir a los niños a través del proceso de revelación. La negación inicial de un niño, el fracaso en proporcionar detalle inmediato, o la retractación pueden conducir al rechazo de una acusación válida.
El uso de una terminología que reconoce a la revelación como un proceso dinámico a través del cual un niño se mueve progresivamente, más que como un evento con un único resultado, podría reflejar más precisamente la circunstancia del niño y mejorar al sistema de respuesta. Por ejemplo, un niño puede describir el abuso, pero añadir un final ilógico como “Luego lo golpeé en la nariz y arranqué” o descartar una formulación previa con “Yo no quería decir lo que dije”. El niño podría ser considerado como no creíble y la queja descartada como insustanciada o, alternativamente, el niño podría ser identificado como dentro de una fase de revelación tentativa que puede garantizar una continuación de la investigación.
Setenta y nueve de los niños en este estudio negaron inicialmente este abuso o fueron tentativos en revelarlo. Las políticas y procedimientos adaptados sólo para aquellos niños con revelación activa no solo fallan en reconocer las necesidades de la mayoría, sino que pueden colocar realmente a los niños en un riesgo creciente.
Una ilustración de esta preocupación es la videograbación de las revelaciones durante las entrevistas clínicas o investigativas iniciales. La revelación es un proceso que sugiere que la negación y las características tentativas pueden ser prominentes en la cintas de entrevistas primeras, lo que puede después servir para tratar un niño quien es más tarde capaz de proporcionar testimonio creíble en la corte. Una absolución del acusado puede poner al niño de nuevo en riesgo, pero con menores recursos. Si una decisión informada ordena procedimientos videograbados, los acusadores y los testigos expertos deberían buscar educar a los jueces y jurados acerca de la naturaleza del proceso de revelación,
Las técnicas que evalúan la credibilidad de la acusación de un niño por medio de analizar los componentes de la declaración deberían considerar si el niño estaba en una revelación activa al momento de la evaluación, y debería ser considerada válida sólo si el contenido de la declaración del niño refleja precisamente lo que el niño ha experienciado.
El análisis de los tipos de revelación, accidental versus con propósito, y las variadas motivaciones para revelar indica que estos elementos parecen estar relacionados con la edad y el desarrollo. La gran mayoría de los niños en este estudio (74%) reveló accidentalmente. Esto ocurrió más a menudo para todos los grupos de edad después que surgió interés sobre la exposición del niño ante un perpetrador identificado. Se ha descubierto que los perpetradores ya habian cometido entre dos a cinco veces crímenes en el momento en que son aprehendidos (Groth y col. 1982), destacándose la importancia de identificar cualquier niño que ha estado expuesto significativamente ante un ofensor reconocido y notificar a los padres del riesgo potencial. La negación inicial de un niño a sus padres u otros no debería ser la única base de tranquilidad de que el abuso no ocurrió.
La conducta sexualizada y las declaraciones inapropiadas constituyen la siguiente categoria más grande que impulsa la revelación accidental. Juntas ellas dan cuenta de un tercio completo de tales revelaciones. Estas conductas fueron advertidas solo en los niños pre-escolares o de los primeros años de escuela, implicando que los niños más chicos, quienes tienen menos conciencia cognitiva y control de impulsos, revelarán de una manera abierta y no planeada.
Este hallazgo enfatiza la necesidad de aumentar la vigilancia de los adultos hacia las conductas exhibidas por los niños chicos. Las conductas sexuales exteriorizadas de los niños son vistas como una indicación directa de que el niño está o ha sido víctima de abuso sexual (Sgroi y col. 1988). La importancia de no descartar estas conductas prematuramente como “juego infantil” sino de buscar clarificación de la información se hace evidente conestosdatos, especialmente para los niños pre-escolares. Ellos pueden no comprender lo bastante bien lo que ha ocurrido para hacer una decisión consciente de contar, pero característicamente actuarán el drama visiblemente.
Las revelaciones con propósito tuvieron lugar en 25% de los casos, con los adolescentes siendo significativamente más dispuestos que sus contrapartes más jóvenes, de decidir consciente contar el abuso, motivados principalmente por rabia hacia el ofensor. El pensamiento común ha sostenido que el quinceañero que es restringido o castigado puede tornarse rabioso y acusar falsamente de abuso a un padre (Summit 1983), pero los datos sugieren en contraste, que la rabia hacia las restricciones parentales sirve para hacer caso omiso a las inhibiciones y temores, y se convierte en el combustible que impulse al adolescente a revelar.
La influencia de los pares fue también anotada como un factor motivacional que instiga la develación de los adolescentes. Las estrategias que promueven el apoyo de los pares para la identificación y prevención del abuso de droga puede ser utilizadas para prevenir y detectar el abuso sexual.
Entre los niños en edad escolar primaria quienes cuentan con propósito, la influencia de programas de consciencia educacional fue dramática. Los programas no eran exclusivamente sobre abuso sexual y su prevención, pero todos identificaban las conductas inapropiadas y enfatizaban la asertividad y los derechos personales.
Los niños quienes revelaron el abuso sexual en este estudio, sea con propósito o accidentalmente, más a menudo hicieron esto solo después de negar inicialmente cualquier contacto (72%). Esto coincide con hallazgos de que la mayoría de los niños sexualmente abusados nunca revela el abuso durante su niñez (Finkelhor 1979, l984; Ruselle 1983; Silbert 1984). La negación de los niños en este estudio no era expresada solamente como una refutación pasiva de la participación, sino a veces comprometía una afirmación apasionada en donde el niño negaba firmemente cualquier contacto. En realidad, la victima puede ser la única persona para quien la negación es tan grande como lo es para el ofensor.
Cuando el abuso fue revelado, más a menudo se hizo tentativamente (78%), encubierto por las defensas del niño. Esta fase es por lo tanto, un tiempo precario para tratar de distinguir una revelación tentativa de una falsa alegación. El tiempo puede probarse un aliado en la toma de decisiones, ya que los sujetos en estos casos válidos progresaban casi unánimemente (96%) hacia la revelación activa. El marco de tiempo para llegar a la revelación variaba grandemente. Una vez que los niños progresaban hasta aquel punto, sin embargo, ellos eran capaces de proporcionar un relato consistente en primera persona con el detalle único que sustanciaba el abuso.
Treinta y dos por ciento de los niños se retractaron de sus declaraciones. La retractación ha llegado a ser un fenómeno reconocido en los casos de abuso sexual, particularmente en los casos de incesto, con hallazgos de investigación que varían desde 12% a 33% (Crewdson 1988; Faller 1988). De los niños que se retractaron de sus declaraciones, 93% más tarde reafirmaron la queja original de abuso. Estos hallazgos pueden reforzar la importancia de visualizar la revelación como un proceso con fases que, al igual que las tareas del desarrollo, puede ser resuelto. Similarmente, si la fase es visualizada como un evento aislado que finaliza o limita el grado de apoyo del niño y el contacto con el sistema, entonces el niño puede quedar fijado a una fase y ser incapaz de resolverla o progresar. Aunque no todas las víctimas experiencian todas las fases de revelación, el reconocimiento de este continuum estimula el manejo e intervención más efectiva del caso.

(Eugenio Araya Olivares, Psicó1ogo – Traductor)
VALPARAISO, 22 de Diciembre de 2004.




1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Mi nombre es Cecilia Saravi, soy psicologa de la ciudad de Rosario Argentina. Los articulos aqui publicados me han sido de suma utilidad. En nuestro colegio profesional que nos nuclea, estamos trabajando en el tema del abuso sexual infantil, pero sobre todo en la forma de redactar informes y pericias. Muchos de los informes redactados por psicologos son utilizados en juicios y a veces denunciados por abogados. Si tuvieran material al respecto que pueda sernos util se los agradecere. Saludos. Cecilia Saravi
Dejo mi mail: ceciliasaravi@yahoo.com.ar

domingo, abril 08, 2012 12:28:00 p.m.  

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